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Cagadas (La prensa señala a la prensa)



A menudo los periodistas somos acusados de corporativismo a la hora de defendernos ante las acusaciones de la opinión pública. Es cierto que eso sucede, sobretodo entre periodistas de un mismo medio o grupo de comunicación, pero es una generalización falsa. Tengan en cuenta que también hay intereses enfrentados (un eufemismo habitual para referirse a la guerra por la publicidad y/o el dinero fácil y rápido) entre los profesionales de la pluma (y no me refiero a bailarines, modistos o peluqueros). Y por ello quiero poner algunos ejemplos para quedar libre de toda sospecha.
Uno se cansa de escribir lo mismo una y otra vez. De acudir a conciertos en los que te conoces de memoria la puesta en escena. De grupos que suenan a copia bastarda de otros grupos e incluso de grande bandas o solistas que parecen imitarse a si mismos. Las fechas de entrega también son un lastre en esta profesión. Si el día de cierre en la redacción es un miércoles, para que le de tiempo a una revista a salir de imprenta y ser distribuida un viernes, siempre habrá un concierto ése mismo miércoles (o peor aún, el jueves o el viernes) que o bien se queda fuera del número o cuando aparezca parecerá una noticia atrasada. Existe un recurso poco honesto pero efectivo. Efectivo hasta que la rutina se interrumpe y te deja con el culo al aire.
En julio de 1971, la semana de la muerte de Jim Morrison, New Musical Express, todo un referente en la información musical se hizo eco de la presunta (para ellos) muerte del cantante de The Doors en París. “El rumor de la muerte de Jim Morrison se ha exagerado”, explicaba un titular que no podía estar más equivocado. Algo parecido le había ocurrido casi un año antes a otra famosa cabecera. El 18 de septiembre de 1970, después de una fiesta, Hendrix fallecía asfixiado en su propio vómito tras mezclar alcohol y pastillas. La noticia llegó tan desfigurada a Melody Maker que simplemente era irreconocible: “Chris Farlowe se une al grupo Colosseum”. O sea que de la muerte de Hendrix nada de nada y por supuesto la gira de su grupo seguía su curso normal.
El tristemente famoso concierto de los Rolling Stones en Altamont, en el verano del 69, fue según el enviado de New Musical Express “el mejor concierto pop que se ha celebrado jamás”. Y además, la información destacaba que la banda de moteros ‘Los Ángeles del infierno’ había establecido una seguridad impecable. En el mundo real, un seguidor del grupo británico había sido asesinado por un miembro de los Ángeles. Los Stones reconocieron después y demasiado tarde que contratar a los motores fue un tremendo error.
Pero no solo los periodistas cometemos errores. También hay quien no tiene escrúpulos y además lo hace conscientemente. Aunque sea empujado por la necesidad. La revista Star publicó un reportaje sobre Peter Criss (de Kiss) a cara descubierta. Dada la afición al maquillaje total del grupo heavy, el gran público no tenía una idea clara de quienes estaban encima del escenario. En un programa de televisión el auténtico Peter Criss tuvo un enfrentamiento cara a cara por la suplantación de personalidad. Al final resultó que el entrevistado por Star era un mendigo que aprovechando que el original estaba fuera de la escena pública en una clínica de rehabilitación debido sus adicciones, había salido a la palestra para ganar un dinero fácil.
Así que el que no os creáis siempre todo lo que os cuentan.

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